martes, 23 de diciembre de 2008
Los vigilantes
La Guardia Civil compra 100.000 pelotas de goma para "disolver masas agresivas"
@José L. Lobo.- 23/12/2008 06:00h
O el stock de pelotas de goma de las unidades antidisturbios se ha agotado o el Ministerio del Interior teme que la aguda crisis económica provoque un aumento de la conflictividad social en las calles.
El departamento de Alfredo Pérez Rubalcaba no ha querido aclararlo, pero la Guardia Civil, según han asegurado a El Confidencial fuentes del instituto armado, ha ordenado la compra de 100.000 bolas de caucho para "disolver masas agresivas" con destino a sus Grupos de Reserva y Seguridad, tal y como se recoge en la documentación a la que ha tenido acceso este periódico.
La Dirección General de la Policía y la Guardia Civil, cuyo máximo responsable es Francisco Javier Velázquez, ha convocado un concurso público para el suministro de 100.000 "bolas de caucho antidisturbios" a la Guardia Civil, que serán utilizadas en la Comunidad de Madrid "para la disolución de masas agresivas como paso inmediatamente anterior a la carga policial".
Interior ha presupuestado un coste de 0,99 euros por cada pelota de goma, por lo que el precio del lote completo ascenderá a casi 100.000 euros, que serán abonados en dos anualidades.
La empresa adjudicataria deberá cumplir un extenso catálogo de prescripciones técnicas -elaborado por el Servicio de Armamento de la Guardia Civil-, que incluyen el diámetro de las bolas (54,60 milímetros), su peso (90 gramos) o el llamado control de rebote: para comprobar si una bola es idónea para las unidades antidisturbios, debe rebotar más de 60 centímetros cuando se la deja caer desde una altura de un metro.
Las bolas son lanzadas por un fusil al que se le agrega una bocacha especial, pero todas las Fuerzas de Seguridad del Estado -incluidas las policías autonómicas- se rigen por la misma norma: ningún agente puede disparar su arma a menos de 30 metros de su objetivo, y siempre a las extremedidades inferiores.
La razón es que, aunque la velocidad que adquieren las pelotas de goma es muy inferior a la de las balas, su impacto puede resultar letal si se lanzan desde una distancia inferior a la reglamentaria. De hecho, una técnica muy habitual consiste en disparar al suelo para que el rebote amortigüe el impacto de la bola.
Impacto mortal
De no actuar así, podrían producirse hechos tan graves como los ocurridos en San Sebastián el 22 de junio de 1995, cuando Rosa Zarra, una madre de seis hijos que se encontraba en las inmediaciones del estadio de Anoeta durante una manifestación convocada por Herri Batasuna, recibió el impacto mortal de una pelota de goma en el abdomen. La bola, que fue lanzada por un agente de la Ertzaintza desde menos de 10 metros de distancia, reventó el intestino grueso de Zarra, que falleció varios días más tarde.
En 2003, también en San Sebastián, José Ramón Antolín, su mujer y su hijo paseaban por el casco viejo de la capital donostiarra cuando se vieron envueltos en una algarada callejera entre un grupo de radicales encapuchados y una unidad antidisturbios de la Ertzaintza. Antolín perdió un ojo al recibir el impacto directo de una pelota de goma, y su esposa sufrió lesiones en la cabeza al ser golpeada por otro proyectil de caucho.
Diversos estudios médicos han alertado del grave riesgo que supone el empleo de pelotas de goma para controlar multitudes o sofocar disturbios callejeros, sobre todo cuando son disparadas a distancias inferiores a las reglamentarias o sobre zonas sensibles del cuerpo. En esas circunstancias, el impacto de una bola de caucho puede dejar severas secuelas, como pérdida de la visión, hemorragias internas o lesiones cervicales.
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viernes, 19 de diciembre de 2008
Los vigilantes
DOS JÓVENES DENUNCIAN MALOS TRATOS TRAS SER DETENIDOS
'Fusilados' por los guardias
* Ambos aseguran que fueron llevados a un descampado donde se simuló la ejecución
* El calvario en dependencias policiales duró unas 50 horas
Actualizado viernes 19/12/2008 04:42 (CET)
MIGUEL TORAL OROPESA | VEO TELEVISIÓN
MADRID.- El 16 de febrero de 2008 cinco delincuentes comunes que habían robado un camión y lo habían desguazado para vender las piezas fueron parados por la Guardia Civil en una rotonda de la localidad madrileña de Torote del Fresno. Los jóvenes iban en dos vehículos: un Opel Corsa y un camión en el que trasladaban el material sustraído. En el turismo iba David Báez, que ha presentado una denuncia en los Juzgados de Plaza Castilla en compañía de otro de los implicados.
Según su relato, después de que les dieran el alto, los agentes hicieron unas comprobaciones y finalmente dejaron pasar al turismo, que se desplazó hasta un polígono cercano, conocido como el de Las Moreras. El camión y sus dos pasajeros fueron interceptados.
Al cabo de un rato, mientras Báez hablaba distendidamente con sus dos compañeros, irrumpió en el lugar un coche sin distintivos desde el que varias personas disparaban sus escopetas. Eran miembros de la Guardia Civil de Daganzo. Les sacaron violentamente del coche y, tras esposarles, les pusieron de rodillas. David relata que, cuando estaba arrodillados, los agentes seguían disparándoles con fuego real muy cerca de la cabeza.
En un estremecedor relato a VEO Televisión, David Báez asegura que pasó tanto miedo que se orinó en los pantalones. Explica que todos los agentes iban de uniforme, excepto uno: vestía chaqueta y corbata y era el superior. David Báez asegura que se trata de José Antonio García Vázquez, el sargento de la Guardia Civil de Daganzo. Minutos después, en lugar de ser trasladados al cuartel, los detenidos fueron llevados a un descampado cercano a Paracuellos del Jarama. Allí, David vio a sus compañeros que habían sido detenidos en el control de Torote del Fresno.
Entre golpes e intimidaciones, le pusieron una pistola en la cabeza y le dijeron que mirara al suelo. Sin embargo, y siempre según su testimonio, dos de los jóvenes que iban con él fueron llevados delante de un muro y puestos de rodillas. A continuación, simularon un fusilamiento. Transcurridas unas horas, los detenidos fueron llevados al puesto de Daganzo, donde les esposaron a los radiadores y siguieron ensañándose con ellos.
David Báez cuenta que, mientras le golpeaban, él sólo pedía que no le dieran en la parte superior de la cabeza, porque había sido intervenido tras un accidente de coche. Lo mismo le sucedió a uno de sus compañeros al que habían operado del corazón. Los agentes interpretaron esa petición como una razón más para golpearles en las partes dañadas. Este calvario duró casi 50 horas y no fueron puestos a disposición judicial hasta el 18 de febrero. Del cuartel de Daganzo les trasladaban al de Algete y, después, vuelta de nuevo al de Daganzo.
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miércoles, 17 de diciembre de 2008
Los vigilantes
Un 'mosso' de baja y ex guardia civil era jefe de una banda que asaltaba casas
Un miembro del grupo desarticulado, que trabajaba de albañil, conseguía la información de donde estaban la caja de seguridad y las alarmas
EFE - Barcelona - 17/12/2008
El policía era el ladrón. El jefe de una banda especializada en asaltar viviendas, desmantelada recientemente en Barcelona por la Guardia Civil, es un ex agente de la Guardia Civil que en 2004 ingresó en los Mossos d'Esquadra, cuerpo en el que estuvo sólo cuatro meses antes de estar de baja permanente. Fuentes de los dos cuerpos policiales han confirmado hoy el vínculo de este individuo con la banda, integrada por siete personas -tres españoles, un colombiano, un peruano, un dominicano y un hondureño-, de los que seis ya están en la cárcel.
Los Mossos d'Esquadra han informado de que el agente ingresó en este cuerpo policial en 2004, procedente de la Guardia Civil, donde había ejercido como agente diez años, y que sólo cuatro meses después de su ingreso en la policía autonómica catalana causó baja permanente por incapacidad absoluta. Por este motivo, el ex agente, que ya ha ingresado en la cárcel, no disponía de arma reglamentaria ni de la credencial de los Mossos d'Esquadra.
La banda desarticulada entraba a las viviendas sabiendo dónde estaban la caja de seguridad y las alarmas gracias a la información conseguida por uno de ellos, que trabajaba como albañil.
El grupo, que también está supuestamente implicado en el tráfico de drogas, planificaba los asaltos en las oficinas de una inmobiliaria que poseían en Santa Coloma de Gramenet (Barcelona).
La desarticulación del grupo se ha llevado a cabo en dos fases, ya que en un primer momento fueron detenidos tres, armados con pistolas, al frustrarse el pasado octubre un asalto en un domicilio de una zona residencial de Barcelona. Después, los investigadores hicieron un seguimiento del líder del grupo, lo que les permitió detener a los otros cuatro delincuentes. También se ha imputado a otras cinco personas relacionadas con los detenidos.
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martes, 16 de diciembre de 2008
Los Vigilantes
Un juez investiga si unos policías maltrataron a tres hombres
Los agentes les detuvieron y les acusaron de atentado, desórdenes y lesiones
F. JAVIER BARROSO - Madrid - 16/12/2008
Tres hombres han denunciado en los juzgados a 10 centauros (policías nacionales de servicio nocturno) por lesiones, maltrato y detención ilegal. Aseguran que los agentes les pegaron la madrugada del 7 de diciembre, cuando estaban en la calle de Luchana (Chamberí) junto a una quincena de jóvenes que habían sido agredidos. Por su parte, los agentes aseguran en un informe que los tres hombres, que fueron detenidos, les insultaron y les atacaron.
Los denunciantes tienen golpes en la cabeza y uno de ellos, dos dedos rotos
"Como intentéis huir, saco la pistola y os pego un tiro", amenazó un policía
Las versiones de los jóvenes, que abandonaban ese día de madrugada la discoteca Changó y la de los policías difieren de principio a fin. Los tres denunciantes son Francisco Guerrero, Miguel León Sánchez y Guillermo Alarcón. No tienen antecedentes. Aseguran que habían estado la madrugada del domingo 7 en la discoteca de la calle de Covarrubias. Alrededor de las seis y media, los cinco amigos que habían ido de copas salieron y caminaron hasta Luchana. Francisco, un mozo de almacén de 26 años, se percató de que había unas 15 personas en la acera de enfrente y que alguno había sido agredido. Un chico estaba sentado en el bordillo con la cabeza apoyada entre las manos. Mientras otros amigos paraban a los coches, Francisco asegura que se acercó al chaval y le preguntó que qué le había pasado. "Llegaron siete coches patrulla y se bajaron los policías a toda velocidad", asegura el denunciante. Un agente le obligó a que se marchara, por lo que Francisco, según su versión, se apartó unos cinco metros y dijo: "Ya me voy". "Me soltó un porrazo en la cabeza y me abrió una brecha encima de la frente", asegura.
Guillermo -25 años, empleado en una empresa de administración de fincas- y Miguel -24 años, comercial de una empresa de telefonía- se quedaron sorprendidos. "¡Paco, te han abierto la cabeza!", le espetaron, mientras su amigo sangraba. Francisco llamó al 112, mientras Guillermo recriminaba la acción a los policías: "Le habéis abierto la cabeza a mi amigo". La respuesta de los agentes, según su relato, es que uno le asestó un porrazo en la cabeza. Le dieron seis puntos de sutura.
Francisco logró comunicar con el 112 y pasar las matrículas de los coches patrulla. Una agente de los centauros le obligó a apagar el móvil y a tirarse al suelo. "Me empezaron a patear por todos los lados", asegura.
En ese momento, Miguel se acercó a su amigo y le dijo que le pasara su celular. "Uno de los policías les dijo a los otros que yo estaba grabando todo. Uno de ellos me lanzó un porrazo, pero lo logré esquivar. Me golpeó con el brazo. El segundo sí me dio y me hizo una brecha en la cabeza. Me tiraron al suelo. A partir de ahí me cayeron hostias de todos los lados. Tenía miedo porque no sabía cuándo iban a parar. Después me esposaron de manera brutal", añade Miguel. Sufre rotura de dos dedos meñiques de ambas manos, además de un gran hematoma en el muslo izquierdo y un golpe en la cabeza, según la forense.
Francisco logró salir corriendo y se refugió en un garaje cercano, donde, supuestamente, fue agredido de nuevo por los dos policías que le detuvieron.
Cuando los tres fueron conducidos a un centro de salud, un policía "de unos 40 años", les espetó: "Como intentéis huir, saco la pistola y os pego un tiro a cada uno". Los tres lo relatan en sus escritos de denuncia.
"Cuando ya estábamos en comisaría, no paraban de burlarse de nosotros y de insultarnos. Sufrimos un trato muy vejatorio", añade Francisco. Tras hacerle la ficha policial en Moratalaz, Guillermo y Francisco quedaron en libertad. Miguel fue trasladado al hospital Clínico, donde le curaron las lesiones de las manos. Después se marchó a casa.
La versión de los agentes, recogida en el atestado policial, es muy distinta. Un coche patrulla pidió ayuda urgente por la emisora ya que se estaba produciendo una reyerta entre unas 50 personas en Luchana. Los centauros acudieron en su ayuda. Cuando se bajaron de los coches, vieron "a un gran número de personas bastante alteradas, algunas de ellas con diversas heridas y con la cara ensangrentada", según el informe. Algunos de los jóvenes, entre ellos los detenidos, les empezaron a insultar con frases como "sois unos hijos de puta", "esto es terrorismo de estado", "esta es la puta mierda de justicia que hay en España" e "iros a tomar por el culo, maderos de mierda".`
Cuando los agentes intentaron identificar a las personas que les insultaban, éstos echaron a correr e hicieron caso omiso a las órdenes de los policías. Se inició una pequeña carrera y los funcionarios detuvieron a los tres amigos. En ese momento, según la versión policial, Guillermo Alarcón intentó lanzarles un vaso que había en el suelo, pero un centauro logró evitarlo. Además, para evitar ser identificado por los funcionarios, los tres detenidos les empujaron y tiraron al suelo a dos agentes. Uno de ellos recibió una patada en un muslo. "Por tales hechos se procede a la detención de los mismos utilizando la mínima fuerza indispensable, informándole in situ de los motivos de la misma, así como de los derechos que les asisten conforme a la legislación vigente", asegura el atestado policial.
Los agentes mantienen que los detenidos se mostraron "muy agresivos" y que ofrecieron una gran resistencia, golpeando con brazos y piernas a los actuantes. También estuvieron muy nerviosos mientras se les introducía en los coches policiales. El agente con número de placa 102.912 sufrió erosiones y contusiones en la mano derecha, en la muñeca derecha y en la región cervical posterior. La curación duró cinco días (dos de ellos estuvo de baja), según la médica forense Carmen Pulido. Su compañero, con número de placa 101.078, presentaba dolores en el hombro izquierdo, que curó a los tres días.
Una portavoz de la Jefatura Superior de Policía de Madrid aseguró que los centauros intervinieron porque los agentes del primer coche patrulla "estaban superados por la situación" y no había otra forma de reducirlos. "No se puede insultar o agredir a un policía cuando está intentando solucionar un problema en la calle", afirmó la portavoz, que destacó que la actuación de los centauros fue correcta y ajustada a derecho. "Los tres detenidos ya estaban sangrando cuando llegaron los centauros y se enfrentan a ellos porque no detuvieron a los que se pelearon con ellos", concluyó la portavoz.
El Juzgado número 19 de la plaza de Castilla instruye el caso. A los dos días de producirse la reyerta, los tres detenidos fueron citados para un juicio rápido. Pero éste quedó suspendido después de que la fiscal supiera que los tres agredidos denunciaron a los policías que les detuvieron. A raíz de estos escritos se han abierto diligencias previas para ver si los agentes cometieron alguno de los delitos de que les acusan los detenidos.
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viernes, 12 de diciembre de 2008
Asesinos
Mataron a Alexandros Grigoropulos.Asesinos.
Vivís falsas vidas, habéis claudicado, os habéis bajado los pantalones y sólo esperáis el día de vuesta muerte. No soñáis, no amáis, no creáis nada....
Carta de los amigos de Alexis
Vivís falsas vidas, habéis claudicado, os habéis bajado los pantalones y sólo esperáis el día de vuesta muerte. No soñáis, no amáis, no creáis nada....
Carta de los amigos de Alexis
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miércoles, 3 de diciembre de 2008
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