lunes, 19 de septiembre de 2011

Parece que hayamos caído literalmente en la 'representación', y sólo ahora estamos sondeando completamente sus consecuencias, y sus profundidades. Como una forma de falsificación, los símbolos primero mediaron con la realidad y luego la sustituyeron. En el presente, vivimos entre símbolos en un grado mayor del que lo hacemos con nuestros cuerpos o directamente los unos con los otros.

Cuanta más relación del individuo existe con este sistema de representación interna, mayor es la distancia que nos separa de la realidad. Se inhiben otras conexiones, otras perspectivas cognitivas -y esto es decir poco-, a medida que la comunicación simbólica y su enorme abanico de instrumentos dedicados a llevar a cabo esta representación han ido cumpliendo un papel de alienación de la realidad que nos rodea y la traición contra esta.
Corriendo sobre el Vacío. John Zerzan.

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