El 3 de Marzo de 1976 en Vitoria la policia armada asesino a 5 obreros e hirió de bala a otros 150. Los fallecidos fueron Pedro María Martínez Ocio, trabajador de Forjas Alavesas, de 27 años, Francisco Aznar Clemente, operario de panaderías y estudiante, de 17 años, Romualdo Barroso Chaparro, de Agrator, de 19 años, José Castillo, de Basa, una sociedad del Grupo Arregui, de 32 años. Dos meses después moriría Bienvenido Pereda, trabajador de Grupos Diferenciales, con 30 años.
El responsable, Manuel Fraga y los asesinos nunca pagaron por ello.
La conversación por radio de la policia:
«Intento comunicar, pero nadie contesta. Deben estar en la iglesia peleándose como leones. ¡J-3 para J-1! ¡J-3 para J-1! Manden fuerza para aquí. Ya hemos disparado más de dos mil tiros. ¿Cómo está por ahí el asunto? Te puedes figurar, después de tirar más de mil tiros y romper la iglesia de San Francisco. Te puedes imaginar cómo está la calle y cómo está todo. ¡Muchas gracias, eh! ¡Buen servicio! Dile a Salinas, que hemos contribuido a la paliza más grande de la historia. Aquí ha habido una masacre. Cambio. De acuerdo, de acuerdo. Pero de verdad una masacre».
3 de Marzo de 1976
Campanadas a muertos
hacen un grito por la guerra
los tres hijos que han perdido
las tres campanas negras.
Y el pueblo se recoge
cuando el lamento se acerca,
son ya tres penas más
que debemos llevar a la memoria.
Campanadas a muertos
por las tres bocas cerradas,
ay de aquel trovador
que olvidara las tres notas!
Lluís Llach
No hay comentarios:
Publicar un comentario