“El sistema es capaz de matar dos pájaros de un tiro al llevar a sus oponentes a ofrecer ‘soluciones constructivas’ a sus propias crisis. De hecho necesita una cierta oposición para dar cuenta de los problemas, forzarlo a racionalizarse, probar sus instrumentos de control y proveer de excusas para imponer nuevas formas de control. Las medidas de emergencia se convierten imperceptiblemente en procedimientos normales y, de igual forma, regulaciones que normalmente podrían ser contestadas, se introducen en situaciones de pánico. La lenta y constante destrucción de la personalidad humana por todas las instituciones en la sociedad alienada, desde la escuela y la fábrica a la propaganda y el urbanismo, aparece como normal cuando el espectáculo enfoca obsesivamente crímenes individuales sensacionales, manipulando a la gente hacia una histeria a favor del orden público.”
(Ken Knabb, 1997)
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