martes, 4 de septiembre de 2012
Julien Coupat, uno de los fundadores de la revista Tiqqun y conocido como uno de los nueve de Tarnac, mientras estaba preso en La Santé, respondió a una entrevista para el periódico Le Monde en el 2009:
"En Francia, actualmente vivimos el fin de un periodo de congelación histórica cuyo acto fundador fue el acuerdo aprobado entre gaullistas y estalinistas en 1945 para desarmar al pueblo con el pretexto de “evitar una guerra civil”. Los términos de este pacto podrían formularse así, por hacerlo rápido: mientras la derecha renunciaba a sus acentos abiertamente fascistas, la izquierda abandonaba toda perspectiva seria de revolución. La ventaja con la que juega y de la que disfruta, desde hace cuatro años, la camarilla sarkozista, estriba en haber tomado la iniciativa unilateral de romper este pacto al reconciliarse “sin complejos” con los clásicos de la reacción pura: sobre los locos, la religión, Occidente, África, el trabajo, la historia de Francia, o la identidad nacional."
Vemos que La similitud con España es asombrosa, no hay que irse a 1945, sino a nuestra "Transición". Ahora la camarilla rajoniana, al amparo de la crisis también se reconcilia, sin ningún tipo de complejos, con la reacción pura. Reformas laborales, recortes, xenofobia...Balad, balad caretas, que escribió el poeta.
En el tardo capitalismo la competitividad es dogma inamovible. Resulta que ahora los curritos patrios no son competitivos. No como los chinos o sin irnos tan lejos como los eslovacos. Hay que ser competitivos, hay que producir más y a bajo precio.
Los axiomas están claros. Ahora hay que alcanzar la cima de la competitividad, a cualquier precio.
El camino lo están desbrozando, empobrecimiento general. Bajada de salarios, despidos, encarecimiento de los precios y aumento de los impuestos y las tasas. Quieren la vuelta de la miseria, todos pobres menos la casta empresarial-política.
Una vez conseguido habrá ofertas de trabajo con sueldos paupérrimos, de miseria. Pero será eso o nada. La explotación laboral o la miseria familiar.
Una vez conseguido, ya seremos competitivos.
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