La manchega que soñaba con un bidón de gasolina y una cerilla.
En un lugar de La Mancha de cuyo nombre no puedo acordarme por los cambios sufridos.
Había una mancheguita que siempre iba acompañada de su bidón de gasolina y su cerilla.
Le encantaba pasear por los caminos llanos y arenosos de estas tierras, al igual que ver sus casitas blancas y azules.
Pero un día, se dio cuenta de que algo había cambiado, el campo por el que paseaba estaba cubierto por una manta negra (asfalto) cosa que a ella le molestó.
Buscó el provocador de tal desastre, y a pocos metros lo encontró. Era una máquina de la construcción de carreteras.
Ella que siempre estaba con su bidón y su cerilla, vio el momento oportuno para darle uso. Se acerco a esa máquina fea, aproximó su bidón y le prendió fuego. Nunca había visto arder algo tan rápido y con tantos colores. Pocos minutos después, ya no estaba.
Dicen las malas lenguas, que la mancheguita da vueltas entre viñas y olivos buscando más maquinaria de la construcción de carreteras. A su vez, cuentan que se hizo amiga del dependiente de una gasolinera pueblerina, quien cada noche le prepara su bidón.
Por la liberación de la tierra.
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