jueves, 11 de febrero de 2010

Los vigilantes



Imputados por una muerte seis policías locales de Terrassa

Un agente abofeteó a un hombre y le hizo caer al suelo, según los testigos

JESÚS GARCÍA - Barcelona - 11/02/2010

Jonathan Carrillo Cantudo, de 26 años, aficionado a la pesca y al Barça, murió al año pasado en plena calle en Terrassa (Barcelona) después de caer de espaldas y golpearse la nuca bruscamente contra el suelo. El hombre, que acababa de presenciar una derrota del Real Madrid y había tomado seis cervezas con los amigos, bajó la calle gritando a pleno pulmón. Entre unas cosas y otras, estaba eufórico. Era cerca de medianoche. Unos policías identificaban en ese momento a los ocupantes de un ciclomotor que circulaba con las placas de matrícula dobladas. Le vieron y se dirigieron a él para calmarle. Jonathan acabó en el suelo y, 12 horas después, murió en el hospital.

"No quiero que esos uniformados sigan en la calle", dice el padre de la víctima

Lo que ocurrió en esos minutos del 15 de septiembre está siendo investigado por un juzgado de la localidad. La versión inicial dada por los agentes de policía local ante los Mossos d'Esquadra dice que Jonathan "se desplomó" por sí solo e impactó contra un parterre. Pero la irrupción de dos testigos imparciales -dos vecinas que vieron la escena desde el noveno piso de un bloque cercano- ha dado un giro al caso. Según su declaración, uno de los agentes propinó a la víctima una bofetada que le tumbó. Ya no volvió a levantarse. El juzgado ha dado credibilidad a esa versión y ha imputado a seis policías locales por un delito de homicidio por imprudencia.

"No sé por qué coño se metió allí. Supongo que para chafardear", se lamenta, dolido, Francisco Carrillo, que ha customizado su furgoneta de trabajo con la foto del hijo muerto y un lema que exige justicia. "No quiero que esos policías sigan en la calle. Puede que sólo uno le pegara, pero los otros le encubren", clama el hombre desde su casa.

El agente que presuntamente propinó el golpe estaba de prácticas. Ha sido suspendido porque, durante ese periodo, "se apreciaron praxis indebidas", según fuentes municipales. Los otros cinco agentes siguen de servicio porque "hay que respetar la presunción de inocencia", según el intendente jefe de la policía local, Joan Antoni Quesada. A la espera de que se resuelva el caso, Quesada expresó "respeto por el dolor de la familia" y pidió "celeridad" a la justicia. Lo mismo que exige el padre, que pretende ir más allá a la hora de pedir responsabilidades. Jonathan ingresó en el hospital Mútua de Terrassa por "intoxicación etílica", tal como señalaron los equipos de emergencia. Según han declarado éstos en el juzgado, los policías no les alertaron de que el chico se había dado un fuerte golpe en la cabeza. Los policías aseguran que sí lo hicieron. "Como no vieron golpes [las lesiones eran internas y Jonathan murió por hemorragia interna] pensaron que sólo estaba borracho y le dejaron ahí para reponerse", explica el padre. La Mútua rechazó ayer dar su versión de los hechos.

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