martes, 19 de agosto de 2008

Vigilantes




PESE A TODO, NO SE LES PUEDE EXPULSAR DE LA ACADEMIA

Más del 20% de los aspirantes a policías sometidos a un test de drogas da positivo

Interior hizo tests a 500 alumnos de la última promoción de la academia de Ávila



MADRID.- La ecuación era difícil de resolver pero, por los resultados, no se ha acertado con la fórmula. Había déficit de policías en las calles y se ha doblado la oferta para formar parte de las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado durante la última legislatura. Pero la capacidad del Cuerpo Nacional de Policía para formar a los nuevos agentes era muy limitada.

El aumento de las plazas no se ha visto correspondido en la misma proporción con un aumento de recursos en el Centro de Formación de Ávila, con un esfuerzo para mantener el mismo nivel de preparación anterior.

Así, la preparación de los nuevos agentes ha bajado de forma considerable. Por este motivo, las sorpresas en la academia de formación policial han superado las peores expectativas. Según explicaron a EL MUNDO fuentes cercanas a la propia academia, los responsables de la Policía Nacional decidieron someter a una parte significativa de los alumnos en prácticas a un test de droga, al denominado Drogotest. Y los resultados han asustado a todos.

Las pruebas se realizaron a unos 500 de los 2.750 alumnos de la última promoción de Ávila. Esa cifra se consideró suficiente para sacar una extrapolación contundente de cómo están en ese espinoso terreno los futuros agentes del Cuerpo Nacional de Policía. Se les tomó muestras de orina y se les analizó el cabello. Más del 20% de los sometidos a estas pruebas dio positivo. Uno de cada cinco de los analizados había consumido sustancias estupefacientes. Ya en la anterior promoción se hizo un primer ensayo. El muestreo era inferior y los resultados apuntaron al 12% de positivos sobre los alumnos analizados.

Pero los resultados en esta última promoción hicieron saltar todas las alarmas entre los responsables policiales porque entienden que el muestreo es muy bueno, que el número de analizados y sus resultados sirven para elaborar un diagnóstico completo y llegar a una clara conclusión: existe un importante problema al que es difícil enfrentarse.

Y es que los que han dado positivo en los test no pueden ser expulsados directamente de la Academia policial. El reglamento que rige el funcionamiento de la escuela policial (del año 1980) no lo incluye como motivo de expulsión, aunque sí como falta muy grave. Pero al tratarse de aspirantes no se les puede "suspender del servicio", como a los policías. Sólo se les puede rebajar las calificaciones, descontarles puntuación. Pero no impide que sigan en la academia.

Ésta es una de las consecuencias de que durante los últimos años el aumento del número de plazas de la policía no se haya visto compensado con un aumento de medios para mantener el mismo nivel de formación policial que hace al menos seis años.
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otro más:

Los dos policías nacionales que la mañana del viernes atropellaron a un anciano en la avenida Pío XII podrían ser acusados de un homicidio por imprudencia. El Juzgado de Instrucción 4 de Huelva ya tiene el atestado de la Policía Local con las circunstancias del accidente, que acabó con la vida de Rafael Rueda, de 80 años. En el juzgado también se encuentra el informe de los facultativos del Instituto de Medicina Legal que ayer practicaron la autopsia al cadáver del anciano.

Según ha podido saber Odiel Información, Rafael Rueda presentaba tres golpes por el impacto contra el coche patrulla que le arrolló mientras cruzaba un paso de peatón en Pío XII. Uno, el más grave, en la cabeza, le provocó un traumatismo craneoencefálico; otro en el hombro y un tercero en el costado, con resultado de una costilla rota.

Y es que el impacto de la víctima contra el vehículo fue mortal. Según narró a este diario el hijo de Rafael, Diego Rueda, la víctima chocó con la cabeza en la luna delantera del vehículo y salió despedido unos 12 metros. A pesar de que los Servicios de Emergencias Sanitarias trataron de reanimar al herido in situ, éste moría dos horas después en el Hospital Juan Ramón Jiménez. "Los médicos nos dijeron que no podían hacer nada por él", añadió su hijo.
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Ahora un ejemplo de desinformación, de periodismo basura.
Se habla poco de las palizas que los policias de paisano dieron a la gente nada mas que por pasar por el lugar como podeis ver aqui.
Noticia tendenciosa:
MAYKA NAVARRO
BARCELONA

En el disco duro de algunos jóvenes supuestamente radicales la fiesta solo es fiesta si consigues correr ante un grupo de policías sobre los que previamente han llovido botellas de vidrio y cualquier otro objeto contundente. Por segunda madrugada consecutiva, y tras la tensión de la del domingo, un reducido grupo de alborotadores --difíciles de clasificar bajo un denominador común que no sea lo que este diario calificó en el 2005 como kale borracha-- intentó desafiar ayer a los vecinos de Gràcia, a los Mossos d'Esquadra y a la Guardia Urbana, resistiéndose a abandonar algunas calles y plazas con rotura de mobiliario urbano y mucho ruido y griterío que en algunos casos mereció el lanzamiento de cubos de agua desde algunos balcones. Los gamberros hicieron de las suyas hasta las seis y media de la mañana.
Las cosas ya se pusieron feas el sábado por la noche. Pero los Mossos confiaban en que la del lunes sería una madrugada tranquila. Ni las calles ni las plazas se abarrotaron.
Aun así, el subinspector responsable de los antidisturbios tenía repartidos en Gràcia a 120 agentes de la Brigada Móvil (Brimo), distribuidos en 16 equipos --furgonetas--, sin contar la treintena de agentes de paisano camuflados entre los alborotadores. Desactivaron amagos de barricadas y detuvieron al único joven de la noche, un menor arrestado cuando lanzaba botellas a los agentes en un momento en que un mosso se rompió la falange del meñique y otros dos sufrieron rasguños en la cara por impactos de objetos.

DESALOJO A LAS 3.30 A partir de las 3.30 las plazas empezaron a vaciarse de manera casi automática. Mossos y guardias urbanos se repartían los espacios y no les hacía falta ni hablar. La gente se iba levantando y marchando con tranquilidad.
El equilibrio se empezó a romper en la calle de Providència, cerca de Verdi y frente al número 40. Un grupo de jóvenes, no más de medio centenar, decidió proseguir la fiesta al son de tambores. El subinspector de la Brimo y sus dos ángeles de la guarda --otros dos mossos que le siguen a todas partes-- se acercó, sin casco, a pedirles "por favor" que dejaran de hacer ruido y desalojaran la calle. Se iniciaron entonces los tradicionales cánticos de "mucha policía y poca diversión" y no sirvió explicarles que mossos y guardias urbanos son funcionarios públicos pagados por todos para garantizar, en este caso, el sueño de los vecinos de Gràcia que intentaron dormir a partir de una determinada hora.

EXTRANJEROS DE PASO El primer grupo se dispersó entre risas. A partir de las cuatro, en Ros de Olano cambió el tercio. Hasta allí se trasladaron los perezosos que se mezclaron con los que habían asistido a la fiesta alternativa del solar liberado de la calle de Torrent de l'Olla, que a pesar de su alegalidad ha cumplido cada noche a rajatabla con los horarios y la normativa. Unos y otros, más muchos extranjeros de paso en la ciudad, envalentonados por el exceso de alcohol, se atrincheraron frente a una casa okupada, cerca de la calle de la Virtut y empezaron a lanzar botellas a los mossos.
Las furgonetas de la Brimo avanzaban a paso lento, mientras por megafonía un agente se desgañitaba para pedir al grupo de gamberros que "por favor" desalojara la calle e incluso les recordó que "había vecinos durmiendo". De nuevo, el subinspector de los antidisturbios de los mossos se acercó hasta la masa sin casco para intentar convencerles. Diálogo de sordos. "Es la fiesta. La calle es libre. No molestamos". Y más botellas lloviendo que obligaron a los mossos a colocarse el casco y protagonizar la primera carrera de la noche.
Disuelto el grupo de Ros de Olano, llegó el momento de desalojar la plaza del Poble Romaní. A las 5.30 de la mañana había más de 400 personas concentradas esperando, entre bailes y cánticos, que llegaran los mossos. Hay un momento de la noche en que el alborotador profesional solo espera eso, que aparezca la policía para justificar el lanzamiento de botellas y poder quemar un contenedor. Al final el desalojo de la plaza fue rápido y seguro, y eso que la del Poble Romaní es una ratonera peligrosa si se desata el caos.
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