lunes, 1 de febrero de 2010

Pasé la vida

Pasé la vida,
quemé mis horas,
insatisfecho.
Por eso siempre anduve
buscando a Dios.
Traté de verle
en las entrañas de las cosas.
Soñé sorpresas,
toqué descubrimientos.
El espectáculo como manipulación del tiempo
devino técnica de comunicación.
El dolor de la vida me llevó al gozo
de lo más espontáneo, sencillo, directo.
Y allí descubrí
el gran espectáculo
de la ciega cohesión amorosa
que me iluminó de sensibilidad.
Creí en el camino real,
no busqué nunca las trochas,
tropecé, obvio, con férreas estructuras,
entregué mi energía en el empeño de
modificarlas.
Siempre anduve tropezando,
cayendo, levantándome
por milagro,
animándome por ilusionado.
Torpe, sin poner inteligencia
siempre apasionado
viviendo de milagro.

Encontré especialistas en banalidades
absurdos transeúntes
reinando en el espacio-tiempo,
de espaldas al Tiempo.
Pobres seres de flashes exangües,
cruzando la barrera del sonido
y, solo, presintiendo el cataclismo.
Todos ellos sólo hablan de su tiempo
no ven al Tiempo como firmamento.
Yo lo entiendo como invisible asiento
que diariamente me es regalado
para que mi corazón siga latiendo,
presintiendo, enamorado, poseído
por un Duende.
Val del Omar

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