Le dije gordo a un gordo
y me partió la boca.
Defendí a un débil
y me dieron un cabezazo en la nariz,
justo antes
de que mi derecha le alcanzase en el ojo.
El otro día en un vagón del metro
Una tía se encaró con unos macarras.
Quizás tenía razón,
quizás no.
Por eso no hice nada
cuando la golpearon en la cara.
Tan sólo:
recogerla del suelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario