Los trenes aparecen con
lánguida puntualidad
a donde voy a morir cada
mañana.
Se puede acuchillar el
soñoliento silencio
con el crujir de las hojas
escritas con versos de Yeats,
Rimbaud
y Maiakovski.
El subsuelo va distribuyendo
las miserias,
escupiendo gente.
Entre miradas vacías y
empujones
vamos despertando.
Otra aurora
sangrienta.
foto por
dibutade
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