Una entrada en el diario de un alto cargo del Servicio Secreto de Inteligencia (MI6) ha revelado que durante la Primer Guerra Mundial se descubrió que el semen podía actuar como tinta invisible.
En junio de 1915, Walter Kirke, encargado de la inteligencia militar en Francia, ecribió en su diario que Mansfield Cumming, citado en el diario como 'C', el jefe del servicio de inteligencia británico estaba haciendo 'varios descubrimientos para conseguir tinta invisible en la Universidad de Londres'.
En octubre, anotó en su diario que 'había oído al jefe decir ue la mejor tinta invisible era el semen', fluido que no reaccionaba a los métodos de detección usuales en la época. Además, el semen tenía la cualidad de que podía ser leído perfectamente.
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