Lo que primero me impresionó del desastre de Kobe fue la relativa compostura de los ancianos que habían perdido sus hogares. Su actitud era la de que, habiendo empezado de la nada de las abrasadas ruinas de la II Guerra Mundial, no tenían ahora sino que empezar de nuevo de la nada. Luego, la muchedumbre de jóvenes voluntarios crecidos en la época de la prosperidad, venidos de todo Japón para ayudar y formar comunidades de ayuda mutua. Ese fenómeno no era único del Japón. He oído hablar de milagros parecidos luego del terremoto de Sichuan en China.
Tras examinar el terremoto de San Francisco en 1906 y otras catástrofes posteriores parecidas en su libro Un paraíso construido en el infierno, Rebecca Solnit concluyó que esas extraordinarias comunidades nacen del desastre". Se cree comúnmente que cuando se disipa el orden, surge un estado hobbesiano de naturaleza en el que los humanos se comportan como lobos con otros humanos. Lo cierto es, sin embargo, que las mismas gentes que se miran con mutuo temor bajo un orden social creado por el Estado, forman comunidades de ayuda mutua en medio del caos engendrado por el desastre, un tipo espontáneo de orden que difiere visiblemente del que se da bajo el Estado.
2 comentarios:
Bien cierto; bajo el estado se crean monstruos no personas.
Que recuerdos ...el acratador!! eres un hacha tío. saúde.
milhocorvo.
El Acratador era todo un clásico, de Zaragoza siempre salen cosas buenas.
Un abrazo y saúde milhocorvo.
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