Denuncian brutal agresión de la Policía Municipal a un ciudadano.Madrid.
Pasadas las once de la noche del sábado 26 de febrero en la calle San Vicente Ferrer, esquina con Acuerdo (en el barrio madrileño de Malasaña) mi hermano regresaba a su casa después de pasar la tarde en un local de conciertos, acompañado de tres amigos. Se detuvieron a esperar a dos de ellas, que andaban rezagadas (una tiene una discapacidad y no puede andar deprisa) y mi hermano consultó la hora en un parquímetro. Un coche de la Policía Municipal se detiene frente a ellos. Reproduzco a partir de aquí el texto de la denuncia presentada:
“Una patrulla de policía municipal en vehículo, cuya matrícula pudiera ser 0090-FBN o 0099-FBN, se detiene a nuestra altura para comunicarnos que los parquímetros no funcionan por la noche. Nosotros les respondemos que no estamos haciendo uso del parquímetro, que carecemos de vehículo, y que solamente esperamos a unas amigas. Acto seguido los agentes salen del vehículo y nos exigen identificarnos, primero a nosotros e inmediatamente después a nuestras amigas que llegan en ese momento a nuestro encuentro. Los cuatro actuamos con naturalidad y exhibimos nuestros DNI´s. El policía municipal que esta enfrente de Adolfo es un varón de complexión fuerte, estatura media-alta, tez blanca, cabello corto de color castaño oscuro. El que está enfrente de José es otro varón de complexión fuerte, estatura media, tez morena, cabello corto de color moreno, ambos con edad aproximada de 30 años. El agente que está enfrente de José le quita a éste su DNI con un gesto rápido y le dice “no serás tú uno de esos gilipollas que piensan que tienen derecho a no entregar el DNI” e inmediatamente después le empuja con vehemencia y José cae al suelo. Al levantarse del suelo le expone al agente que esas no son maneras de tratarle. El policía increpa a José “Te vas a poner chulo encima” y le vuelve a tirar al suelo, esta vez con mucha más violencia, ante lo cual Adolfo indica al otro agente que tiene delante que la actitud de su compañero no es lógica y que es denunciable, y pide el número de placa a ambos para realizar una posterior denuncia por las maneras utilizadas en la identificación. Mientras tanto el agente agresor se abalanza encima de José, que aún esta tirado en el suelo, golpeándole de manera reiterada y ante lo cual el agredido intenta zafarse de los golpes. El otro agente al escuchar varias veces la petición del número de placa por parte de Adolfo le dice “Yo a ti lo que te voy a dar es una ostia que te voy a arrancar la cabeza, jipi de mierda, que os tenían que matar a todos” propinándole un violento empujón a Adolfo que le hace desplazarse varios metros y caer al suelo. Acto seguido se abalanza sobre él y le inmoviliza en el suelo pisándole la cabeza con su bota y pateándole varias veces la espalda, ante lo cual Adolfo se cubre como puede recibiendo los golpes. Paralelamente Carmen y Pilar piden a los agentes que dejen de golpearles reiterando una y otra vez que no había habido motivo alguno que propiciara tan excesivo maltrato. Intentando mediar en la situación, Carmen y Pilar reciben empujones dando como resultado la caída al suelo de Pilar que presenta una discapacidad en uno de sus miembros inferiores. Esta caída provoca lesiones que se adjuntan como informe medico. Después acuden varias patrullas al lugar y son detenidos José y Adolfo, siendo trasladados a las dependencias forenses para practicarles un chequeo médico. A continuación son llevados a la comisaría de la C/ Leganitos donde se les practicaron las diligencias propias de una detención”.
Los condujeron en primer lugar a recibir atención médica. El médico forense se negó a atender a mi hermano porque, según el, “estaba actuando con chulería”, es decir, alegó falta de colaboración. El motivo, él preguntó si “le habían pegado” y mi hermano respondió “creo que salta a la vista”. Eso es una falta de colaboración. Parece ser.
De allí, los trasladaron a la comisaría de la calle Leganitos, y pasaron la noche en los calabozos. Tuvieron que soportar nuevas rondas de insultos y amenazas, en el mismo tono, y con las mismas fobias que se alegan en las denuncias. No obstante, el agente agresor, en determinado momento, quiso hablar con mi hermano, a lo que él se negó, dadas las circunstancias. Tal vez había recapacitado, tal vez quería continuar divirtiéndose. Eso, no podemos saberlo.
En definitiva, hay una denuncia puesta en los Juzgados de Plaza de Castilla, por abuso de autoridad, amenazas, ensañamiento, falta de respeto, extralimitación en el cumplimiento de sus deberes, vejaciones, violación de derechos constitucionales, corporativismo, xenofobia, maltrato y lesiones. Debemos añadir que mi hermano es un trabajador por cuenta propia, que tiene escayoladas las dos manos y que no va a poder trabajar, es decir, facturar, hasta dentro de como mínimo, quince días, si tiene suerte.
Las dos chicas intentaron poner una denuncia en la misma comisaría en la que estaban detenidos, pero se negaron a cursarla. El siguiente lunes, los agredidos intentaron hacer una nueva denuncia en una comisaría de la Policía Nacional de la calle Rey Francisco, en el distrito de Moncloa/Aravaca y tampoco fueron atendidos. No se les negó la posibilidad, pero se les hizo esperar y fueron ignorados por los agentes.
A la vista de todos estos hechos, la pregunta es evidente: ¿Qué Cuerpos de Seguridad tenemos? ¿Qué sucede en la policía? ¿Por qué los ciudadanos están indefensos frente a la actitud de algunos agentes? ¿Cómo podemos solucionarlo?
En fotos adjuntas pueden ver escaneado el parte médico que acompaña a la denuncia, así como unas fotos del estado en qué quedó el cuerpo del ciudadano atacado tras la paliza de los cuerpos policiales.
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