Hola, amigos, hoy estoy aquí para explicaros cómo se puede organizar un buen conflicto racial, con muertos y todo, en un país donde en principio no hay ningún problema de racismo. Lo primero que tenéis que saber es que no importa que un problema no exista: si vuestros políticos, los políticos que habéis votado, son verdaderamente unos malnacidos, sabrán perfectamente cómo encabronar al personal. Bien, dicho esto, pongámonos manos a la obra. Lo primero que necesitamos es una buena crisis económica. Si es de origen financiero, mejor, porque la gente no se atreve a quemar bancos, y entonces tiene una rabia, así, como latente, que no sabe qué hacer con ella. No la apaguéis, que luego nos será muy útil, ya veréis. Bien, tenemos la crisis y tenemos los políticos malnacidos, alguno de ellos con aspecto de persona respetable. Ahora sólo hay que esperar un año o dos a que a la gente se le vaya acabando el paro. Y entonces viene lo más importante. En cuanto el político malnacido detecte el más mínimo indicio de malestar social, tiene que salir a la palestra y decir en nombre de la Responsabilidad y de la Seguridad y de la Bondad: oye, ya está bien de empadronar inmigrantes ilegales, que nos quitan las plazas del cole, abarrotan la sanidad pública y se comen todo el turrón. Y entonces la gente, que hasta ese momento no se había planteado nada de eso y pensaba que todos estamos jodidos, pero que más jodidos están los inmigrantes ilegales, esa misma gente empezará a mirarlos como la causa de todos los males (junto a Zapatero, claro). Y aquí es donde se puede utilizar la rabia que no hemos usado contra los verdaderos causantes de nuestro mal. Se sopla un poco, que soplen todos los políticos malnacidos, y ya veréis cómo prende.
Antonio Orejudo
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