El control social es imposible sin la violencia. La sociedad produce sistemas de violencia racionalizada para socializar a los individuos, para convertirlos en recursos útiles para la sociedad. Mientras que algunos de estos sistemas, como el militar, el policial o el penal, aún pueden ser vistos separadamente, debido a lo explícito de su violencia, la mayor parte de estos sistemas se han vuelto tan penetrantes y tan interconectados que actúan como una sola totalidad, esta es, la sociedad en la que vivimos.
La violencia del sistema existe principalmente como una amenaza latente, una forma sutil, incluso aburrida, de terrorismo cotidiano, el cual inculca el temor de cruzar la linea. Las señales y las ordenes de los “superiores” que nos amenazan con la pobreza o el castigo, los bastardos armados de uniforme (que están ahí para “proteger y servir”), el bombardeo de noticias con encabezados acerca de guerras, tortura, asesinos en serie y pandillas en los barrios, todo esto nos envuelve en una atmósfera de sutil y oculta violencia social y racionalizada que nos hace temer y reprimir nuestras pasiones violentas.
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